El futuro
Enoc Sánchez
Ayer me dijiste que hoy, hoy me dices que mañana y el mañana… no sé si existirá.
Noticias y comentarios personales
Enoc Sánchez
Ayer me dijiste que hoy, hoy me dices que mañana y el mañana… no sé si existirá.
Enoc Sánchez
Alarico me contó que en cierta oportunidad debió dar una conferencia en un moderno y enorme auditorio sobre “Ideas para fortalecer la autoestima de los individuos”. Cuál no sería su sorpresa que al encontrarse frente al numeroso público entró en pánico y de momento, todo lo que tenía en mente lo olvidó. Trató de iniciar con un “buenos días” pero a su magín bloqueado no le llegó una palabra para articular. Ante menudo inconveniente, por esos mecanismos inexplicables del cerebro, el hombre del paraninfo se puso a llorar de manera desconsolada. Los plañidos fueron escuchados con estupor por los presentes en el acto. Su sorpresa fue mayor cuando inesperadamente vio y escuchó los rostros desconsolados de los asistentes y los gemidos proferidos en voz alta por aquellos. Me contó el conferencista que ante tal espectáculo se sintió extrañado, impedido de tomar una decisión. Ciertamente, el cerebro busca caminos inexplicables para soslayar situaciones inopinadas de la cual él era protagonista. Repentinamente, ante tal extrañeza, su rostro azorado y lacrimoso pasó a uno exultante y comenzó a reír estentóreamente ante la visión inexplicable. De inmediato el público reaccionó ante el cambio imprevisto de humor del conferencista y tal como éste lo hacía, se escucharon en el auditorio estrepitosas carcajadas provenientes de los asistentes. Alarico no entendió nada de lo sucedido, carente de una expectativa, del regocijo manifiesto pasó al susto y se puso de pie para abandonar el anfiteatro. En el momento de levantarse del asiento recibió una aclamación acompañada de eufóricos aplausos de los presentes en el auditorio, llenándolo de encomio y reconocimiento por su excelente intervención.
Me sorprendí cuando lo vi en el espectáculo por la televisión. Un lujoso auditorio atiborrado de hombres y mujeres elegantes, representantes de las estirpes dueñas del dinero, aplaudiendo profusamente hasta enrojecer las palmas de las manos. Los vítores y las alabanzas reforzaban el ánimo del hombre parado en el paraninfo recogiendo el galardón como el ambientalista del año. Se trababa del accionista mayoritario de la fábrica de automóviles; recibía la recompensa por sus actuaciones por el mantenimiento y conservación del ambiente. Algo extraño, para esas empresas responsables de la polución y del calentamiento global del planeta. Cosa de los ricos. No me sorprendería si dentro de poco le concedieran el Premio Nobel de Literatura a un connotado ágrafo.
Enoc Sánchez
– Israel es el pueblo elegido por Jehová – siempre lo decía un judío amigo mío. Quizás, por eso, Palestina es el pueblo olvidado de Dios.
Enoc Sánchez
Mi abuela siempre decía – existen gobiernos perversos porque los malos hacen bien sus maldades y los buenos, según parece, no saben hacer el bien.